MARINA ABRAMOVIC´. NIDOS HUMANOS, 2001.

Utilizando su cuerpo como vehículo para realizar sus proyectos en forma de vídeo, performance y escultura, Marina Abramovic´ investiga sobre los límites físicos y mentales en su larga trayectoria. “El performance me ha permitido saltar a otros espacios y dimensiones”, dice la artista. Durante doce años formó pareja artística con Ulay con el que desarrolló sus performances más conocidos, finalizando este periodo con el performance “The Lovers”, en el que cada uno de ellos recorrió 2000 kilómetros de la muralla china para despedirse finalmente.

“Nidos Humanos” son siete orificios de un tamaño suficiente para que quepa una persona sentada, excavados en la superficie de una de las paredes de una cantera de arena abandonada. De cada agujero se ha colgado una escalera de cuerda realizada por artesanos locales con fibra vegetal autóctona. Los agujeros están situados a diferentes alturas, a los dos más bajos se puede subir con las escaleras de cuerda. El más alto está situado a 30 mts de altura. Para Marina estos nidos son lugares para la contemplación. El nido envuelve a la persona que se mete en él y hace que uno se sienta protegido pero al mismo tiempo frágil e inseguro, ya que hay que concentrarse en no caerse. Esta es la obra más grande que ha realizado la artista en su carrera.

«Nidos Humanos partió de la idea de los pájaros que construyen nidos en esta zona en su paso de Europa a África, y del hecho de estar en soledad contemplando la naturaleza»

Jimena Blázquez Abascal