La mayor parte de los trabajos y proyectos realizados por Fernando Sánchez Castillo hasta ahora aparecen como juguetes y juegos que requieren una complicidad o interactividad con el espectador. Su proyecto para NMAC se basa en un camión antidisturbios situado en el centro de un estanque a modo de fuente. El artista transformó el uso del camión antidisturbios, relacionado con la represión y el poder, y lo convirtió en un objeto estético y decorativo, una fuente en un lago.

Su obra reflexiona sobre el pasado histórico y los símbolos del poder, así como sobre las distintas formas de vigilancia y control que dicho poder ha desarrollado. Sánchez Castillo utiliza su obra como herramienta para experimentar con procesos de conducta tales como la fascinación que la violencia o la destrucción ejercen sobre el ser humano.

Así, esta obra da cabida a nuevas realidades que en forma de crítica e ironía actúan como elementos catalizadores, para ayudarnos a entender mejor la realidad en la que existimos, las contradicciones que vivimos.

“Como en nuestra biblioteca o cuarto de estar, situaremos en el centro, el trofeo sobre aquello que, en otro tiempo, coartaba nuestra libertad para pensar o actuar, aquello que atemorizaba nuestros  deseos de paz y armonía.”.

“El ser humano es una de las pocas especies del planeta que es capaz de neutralizar y convivir con aquello que en un determinado momento le podujo terror. Este triunfo sobre el pánico es materializado en lo que llamamos trofeo”.

Fernando Sánchez Castillo

“Es igualmente un grito de victoria ante el poder establecido, ante la fuerza y el dominio del sistema, donde al final prevalece el canto del ave y el susurro del agua”.

Jimena Blázquez Abascal